Tiene sus pros y sus contras. Si se está en buenas condiciones físicas e intelectuales, rodeado de afecto y se goza de haberes dignos, seguramente será placentera. Si los achaques, el descuido, la falta de cariño y las necesidades económicas son apremiantes, posiblemente sea desdichada. La vejez les llega no sólo a los seres vivos, sino también a las instituciones. En esta segunda instancia, podría ubicarse el Conservatorio Provincial de Música que desde hace unos años se debate contra viento y marea en la precariedad, la indiferencia estatal y cercado por la polución sonora exterior.

La centenaria institución que cuenta con alrededor de 800 alumnos, fue trasladada en 2008 al edificio del ex aeropuerto Benjamín Matienzo, en avenida Brígido Terán 350, porque su sede anterior de calle San Martín 1.049 había colapsado y corría el riesgo de derrumbarse. A comienzos de abril, dedicamos un amplio espacio a los problemas crónicos que padece el establecimiento, pero el panorama no parece haber cambiado demasiado. En una reciente reunión, docentes y estudiantes expresaron su preocupación por el destino de la entidad. Se planteó en la ocasión la necesidad de contar con un inmueble propio; solicitaron un adecuado aislamiento acústico de las aulas, la renovación de los instrumentos. Un alumno contó que estos no son suficientes para los estudiantes que carecen de recursos y que los pianos están desafinados y obsoletos. "¿Cómo podemos educar nuestro oído si la afinación del piano no es la ideal?", dijo. Los 50 músicos de la orquesta del Conservatorio deben ensayar en un aula chica porque no disponen de una sala de ensayos ni de un auditorio para sus presentaciones.

Otro asunto que les preocupa sobremanera es la inseguridad. Una alumna de canto lírico dijo que días atrás ingresaron ladrones al establecimiento. "Fuimos atacados y devastados. Nos sacaron lo más preciado para un músico, que es su herramienta de trabajo. Por esta razón, los que nos sentimos parte del Conservatorio hemos salido a reclamar nuestros derechos para tener una mejor calidad educativa, así como también para ofrecerla", aseveró.

Tampoco tuvieron buena suerte con el llamado a licitación para el cierre del estacionamiento y el cuerpo de baile de la institución tuvo que mudarse porque no tenían piso de madera.

El inmueble del ex aeropuerto está protegido patrimonialmente. Sin embargo, la responsable del área dijo que todavía no había visitado el establecimiento, aunque en sus manos tenía los planos y las mensuras del lugar.

El Conservatorio Provincial de Música abrió sus puertas el 9 de marzo de 1909, en la esquina de Muñecas y Mendoza, frente a la Escuela Normal durante el gobierno de José Frías Silva, con el nombre de Academia de Bellas Artes. Su primer director fue Luis Lorenzi. Luego deambuló por varias sedes.

Los problemas son múltiples y vienen desde mucho tiempo atrás. Los instrumentos musicales son como las personas, si no se los cuida y se les efectúa mantenimiento, una vez que llegan a su límite, se rompen y son irrecuperables. El lugar donde fue trasladado el Conservatorio está rodeado de ruido y no se lo adaptó para hacer música.

Cabría preguntarse entonces qué lugar ocupan en las prioridades de los gobernantes las instituciones educativas y culturales, que seguramente no representan votos, pero que son un alimento para el alma de centenares de jóvenes y para la vida espiritual de los tucumanos. ¿Cómo es posible que el Conservatorio no tenga una sede digna acorde con sus necesidades? Parece increíble la indiferencia con esta institución de 104 años de prestigio, que para cualquier otra comunidad sería motivo de orgullo.